El 28 de octubre, la Asamblea General de la ONU, ha votado, por enésima vez, la eliminación del bloqueo económico contra Cuba. En los 193 países representados, sólo Estados Unidos e Israel votaron en contra, tres abstenciones.

Las primeras sanciones económicas contra Cuba fueron hechas por el presidente estadounidense Eisenhower en 1960, como una reacción a la ola de nacionalizaciones llevadas a cabo por el gobierno revolucionario de la isla, y en 1962 el gobierno democrático de la Kennedy ampliaron a todos los sectores haciéndolos totales.
El impacto fue terrible, ya que en 1959, por razones geográficas e históricas obvias, tanto como el 73% de las exportaciones fueron a los Estados Unidos, y el 70% eran de un mismo territorio.
Ahora Cuba porque del total embargo, no se puede negociar nada con su gran vecino. Sólo a partir de 2000, debido a la presión del lobby agrícola que buscó nuevos mercados de América del Norte para su superávit, Cuba puede importar algunos productos alimenticios a condiciones muy estrictas.
Con los años, la retórica diplomática que justificó el endurecimiento de las sanciones económicas ha evolucionado. Entre 1960 y 1990, para justificar su política hostil contra la isla socialista, los EE.UU. primero recordó el caso de las empresas expropiadas, y luego evocó la alianza con la Unión Soviética, el apoyo a la guerrilla América Latina en la lucha contra los regímenes militares respaldados por Washington y la intervención militar cubana en África en apoyo de las luchas de liberación nacional.
Después de la caída del bloque socialista, los EE.UU., en lugar de normalizar las relaciones con la isla caribeña, decidieron endurecer aún más las sanciones, citando la necesidad de restaurar la democracia y el respeto de los derechos humanos.